lunes, noviembre 13, 2017

Juegos de mesa: “Nos estamos integrando a un mundo del cual estuvimos distantes”

Fabián Martínez Torre es docente, ludotecario y difusor de juegos de mesa. Fundador de Ludicamente y parte del equipo organizador del 6º Encuentro Nacional de Juegos de Mesa que se realizará los días 18 y 19 de noviembre en la ciudad de Mendoza. Antes, se refirió al auge de los juegos de mesa en nuestra actual sociedad hipertecnologizada.

¿Qué es Ludicamente y a qué se dedica?

Ludicamente es una entidad conformada por un equipo de profesionales con la misma intención y diversos saberes, que se dedica a la difusión y capacitación de, con y para los juegos de mesa, con una inclinación hacia los adolescentes, jóvenes y adultos. Realiza todo tipo de eventos lúdicos y organiza también capacitaciones. Asimismo realizamos encuentros de difusión abiertos en forma regular todos los segundos y cuartos sábados de cada mes. 

Próximamente se llevará a cabo el 6º Encuentro Nacional de Juegos de Mesa en la ciudad de Mendoza, ¿quiénes concurren a este encuentro y a qué se debe este auge de los juegos de mesa en nuestro país? 

El evento es abierto y gratuito, por lo tanto todo el mundo está invitado a participar. Desde el colectivo organizador consideramos dos tipos de públicos: los que ya forman parte del mundo de los juegos de mesa y los que aún no (el público masivo). Y tenemos ofertas para ambos públicos. Con respecto al momento que están viviendo los juegos de mesa en Argentina, tiene que ver con que formamos parte de un mundo globalizado, y (tecnologías mediante) nos estamos integrando muy de a poco al mundo del cual estuvimos distantes durante muchas décadas. En realidad esta creciente que están viviendo los juegos de mesa en el mundo, también se ve reflejada aunque en menor medida en nuestro país, gracias al trabajo de mucha gente que lucha para integrar a la Argentina al mundo de los juegos de mesa. En cuanto a la 6ª edición del Encuentro Nacional de Juegos de Mesa se realiza bajo el eje: “El Juego Bien cultural” y en pos de la federalización del mismo es que el año pasado se realizó en Córdoba y este en Mendoza, la organización está a cargo de un colectivo de agentes lúdicos, tales como La Cantera Ong; Tribu, Juegos que juntan; Mendozen; Espejo de Mundos; Tiempo de rondas; el FRA (Frente Rolero Argentino) y Ludicamente, y vienen a exponer y presentar sus juegos editoriales de todos lugares del país, y de países vecinos, también vamos a contar con presentación de prototipos de innovadores productores que apoyan el encuentro y se vienen desde lugares remotos. Porque el espíritu del ENJM es el Encuentro. 

¿Cómo han impactado los videojuegos en el mundo de los juegos de mesa? 

La industria de los videojuegos ya ha demostrado su potencial al exceder en facturación a la industria del cine; por ello resulta que tiene varias opciones en cuanto a capacitación, infraestructura y salida laboral. Esto de alguna forma ayuda a los juegos de mesa, ya que poseen la misma raíz y metodología de diseño, y un marco teórico similar del que se sirven mutuamente. 

¿Cuáles son los problemas que enfrentan los diseñadores y productores de juegos de mesa independientes? 

Muchos. En Argentina el primer inconveniente con el que debemos lidiar es la falta de cultura lúdica entre los adultos, en el siglo pasado nos hicieron creer que los adultos no debían jugar, que era improductivo. Consecuentemente en la actualidad no tenemos un mercado que tenga el volumen que debería ni que sea conocedor de los niveles de calidad que debería exigir como usuario. Luego todos los inconvenientes que esto trae aparejado, industria para producir en tiempo, forma, calidad y precio; la distribución es otro problema importante, solo por mencionar los más relevantes. 

¿Qué diferencias existen entre los nuevos juegos de mesa que se están desarrollando y los juegos más tradicionales (Juego de la Vida, Monopoly y TEG) que tanto se han expandido masivamente en nuestro país? 

Acá me gustaría hacer una aclaración, en la actualidad hay dos grandes líneas filosóficas en cuanto a los juegos de mesa. Una americana y otra europea, esta última es bastante joven (unos 20/30 años) y obviamente nuestro país aún no se ha dado por enterado (siempre hablando a niveles masivos o de jugadores tradicionales) de su existencia y es por ahí (creo yo) por donde viene esta “nueva ola” de juegos de mesa, o juegos contemporáneos o lo que algunos llaman juegos de autor. Aquí normalmente solo son ofrecidos los juegos clásicos (históricos) y los tradicionales (que son generalmente de la línea americana). 

¿En que se diferencian los juegos americanos de los europeos? 

Las diferencias son muy claras, por ejemplo unos son para muchos y tienen eliminación de jugadores y los otros, son para menos gente y si quieren jugar de a más hay expansiones o el tiempo de duración, unos son semieternos o al menos largos (midiéndose en horas) y otros rondan los 45/90 minutos. Unos hacen claro hincapié en la temática y son muy visuales y tiene muchas fichas muy elaboradas, generalmente en plástico, mientras que los otros hacen uso de materiales nobles (mucha madera) y poseen mucha simbología, poniendo el acento en la mecánica. Rescatamos, que ambos respetan al autor. Igualmente vale aclarar que el hecho de que un juego obedezca a una filosofía no implica que sea de ese lugar, en América se hacen euros y viceversa. 

Prof. Nicolás Martínez Sáez
Nota publicada en el diario La Capital de Mar del Plata. Buenos Aires, Argentina. Link: http://www.lacapitalmdp.com/juegos-de-mesa-nos-estamos-integrando-a-un-mundo-del-cual-estuvimos-distantes-games/

lunes, abril 24, 2017

Miguel Angel Quintanilla: “El futuro de la humanidad no está escrito por la tecnología”

Miguel Ángel Quintanilla es catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Salamanca. Ganador del premio de Ensayo Fundesco en 1988 con su obra “Tecnología: un enfoque filosófico” es un referente obligado para todo aquel que quiera indagar en las problemáticas surgidas en la rama más joven de la filosofía: la filosofía de la técnica. Conversé con él y con gran amabilidad contestó mis preguntas.

¿Qué relaciones existen entre la ciencia y la tecnología en la actualidad?

Las tecnologías más innovadoras y más eficientes se nutren de los resultados más avanzados de la investigación científica. Pensemos en las tecnologías de la información y la investigación en física del estado sólido. O en la tecnología armamentista y la física nuclear. Por otra parte, gracias a la tecnología, la ciencia puede explorar con nuevas herramientas ámbitos de la realidad que durante siglos se han considerado inaccesibles: el espacio, el cerebro, la biología molecular… Esto ha hecho que algunos expertos se inclinen a hablar del conglomerado “tecnociencia” como una nueva realidad, en la que se confunden valores epistémicos como la verdad o la objetividad y valores tecnológicos como la efectividad o la eficiencia. Creo que es un error. La ciencia y la tecnología están íntimamente entrelazadas en la sociedad actual, pero no son lo mismo. Si las confundimos corremos el riesgo de perder a una de las dos o a ambas: un proyecto tecnológico (si es científicamente viable) se puede hacer realidad por decisión política o por intereses económicos, pero su viabilidad científica sólo se puede establecer mediante el razonamiento y la demostración empírica.

¿Cuáles son los principales desafíos que presenta la filosofía de la tecnología?

Se ha desarrollado mucho en las últimas décadas. Pero su desarrollo ha estado muy condicionado por una visión determinista del desarrollo tecnológico. Poco a poco hemos ido entendiendo cada vez mejor que la tecnología es una empresa humana, y que su desarrollo no es ni automático ni ineludible. Necesitamos comprender mejor los factores que influyen en el desarrollo tecnológico, y asumir más activamente la responsabilidad humana sobre el mismo. Este sería el principal desafío de la filosofía de la tecnología: ayudarnos a comprender y a asumir nuestra responsabilidad sobre el desarrollo tecnológico.

¿En qué medida nuestro sistema económico y social depende de la innovación? ¿Cómo puede afectarlo la robotización masiva de empleos en las próximas décadas?

Los economistas piensan que la innovación es el factor más importante para el aumento de la productividad, y por eso es la fuerza que más decisivamente potencia el crecimiento económico y el bienestar social. Esto vale para muchos tipos de innovación, pero especialmente para la innovación tecnológica de carácter radical. Ahora bien, deberíamos acostumbrarnos a pensar en la innovación (y en el crecimiento económico) como una opción, no como una obligación. Ante cada encrucijada civilizatoria casi siempre hay una panoplia entera de posibilidades de acción, todas ellas con contenido innovador. El reto es optar por aquellas posibilidades tecnológicas que sean más coherentes con nuestros principios e intereses como seres humanos. Yo creo, por ejemplo, que es muy posible que en los próximos años desaparezcan millones de empleos en actividades rutinarias que podrán ser realizadas por nuevos robots, sencillos y baratos. Pero eso solo quiere decir que deberíamos estar ya tomando decisiones para ordenar la irrupción de la robótica en la vida cotidiana, en el mercado de trabajo, en la educación, etc. Es urgente.

El filósofo José Ortega y Gasset ha sido precursor de la filosofía de la técnica con la “Meditación de la técnica” de la década del treinta. ¿Qué vigencia tiene aún la obra de Ortega?

Creo que es, a pesar de su brevedad y sencillez, la obra más importante que se escribió en el siglo XX sobre la técnica. Sigue siendo de plena actualidad y yo recomiendo a mis alumnos que la tengan como libro de cabecera. Hay dos ideas allí que no deberíamos olvidar: la primera es que la técnica es parte esencial de la condición humana (somos humanos porque creamos nuestra propia realidad transformando el entorno a través de la técnica). Y la segunda es que esa condición humana es esencialmente creativa: no usamos la técnica para satisfacer nuestras necesidades, sino para inventárnoslas (para satisfacer nuestras “necesidades superfluas”, dice Ortega, con su peculiar estilo).

¿Cuál es su opinión respecto del transhumanismo y su postulación optimista de un futuro de fusión entre el ser humano y la tecnología?

No me desagrada la música, pero sí la letra de la canción transhumanista. Creo que en el trasfondo hay una visión determinista de la técnica con la que no estoy de acuerdo. El mismo objetivo de “fusión del ser humano y la tecnología”, chirría en mi visión de la técnica: ésta es, en si misma, parte y resultado de la actividad humana intencional. Es cierto que el propio desarrollo tecnológico puede llevar a cambios radicales en la especie humana. Pero no estoy tan seguro de que los cambios, por ser radicales y nuevos, sean en sí mismos deseables. El futuro de la humanidad no está escrito por la tecnología actual: al revés, la humanidad actual tiene en sus manos la responsabilidad de definir cómo va a ser la tecnología del futuro. Creo que siempre debemos tener en cuenta cuáles son nuestros objetivos humanos y debemos hacer que nuestras innovaciones tecnológicas respondan a ellos. Hay un principio moral que me parece que deberíamos mantener en filosofía de la tecnología y que dice algo así como “No todo lo que se puede hacer debe ser hecho”. A veces el discurso transhumanista parece responder al principio contrario: “Todo lo que se pueda hacer se hará”. No estoy de acuerdo.


Prof. Nicolás Martínez Sáez
Nota publicada en el diario La Capital de Mar del Plata. Buenos Aires, Argentina.

lunes, marzo 20, 2017

Entrevista a Martín Hilbert: "La tecnología no es determinista, hay que construirla socialmente"

Martín Hilbert es alemán, Doctor en Ciencias Sociales y PhD en Comunicación. Es profesor en la Universidad de California y asesor tecnológico de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, tiene un enfoque multidisciplinario que se centra en las relaciones entre las comunicaciones, la información y la economía desde la perspectiva de los sistemas complejos. Conversé con él sobre Big Data, sus consecuencias en la vida cotidiana, su utilización en la política y los problemas filosóficos que genera.

¿Qué es el Big Data y cómo puede influenciarnos en nuestra vida cotidiana?

MH: La expresión Big Data se refiere a que los datos son muy grandes y, realmente, son muy grandes. Los datos crecen a una tasa anual del 30%, especialmente los datos digitales. La economía, cuando crece y nos va bien, crece entre 1% y 5%. En el mundo de hoy, según mis estimaciones, se pueden almacenar 5 zetabytes (ZB). Un zetabyte es un 1 con veintiún ceros (1021 bytes), un número muy grande. Si usted tomaría esta información y la pone en libros formando una pila, ¿hasta dónde cree que esta pila llegaría? ¿llegaría hasta la Luna o hasta el Sol? La verdad es que, en el año 2014, cuando hice la última estimación, esta pila llegaría 4.500 veces al Sol y cada dos años se duplicaría. Hoy probablemente habría 8.000 pilas que llegan al Sol. Por lo tanto, es mucha información cuando se la compara con la información de la vida, incluso con la de nuestro ADN. La información digital ya es cinco veces más grande que la información ADN en cada célula de cada ser humano.
Creo que es importante entender qué masivo es esta huella digital que dejamos sin saber. La dejamos, entre otros, con nuestros celulares. En África, donde el 50% de la población no tiene certificado de nacimiento y sin embargo poseen celulares que han penetrado en la sociedad en un 90%, se supone que cuando un celular camina por la calle existe una persona ligada a ese celular porque no se tiene otra evidencia de que existan estas personas. Simplemente se está mapeando esta realidad social que antes no existía.
Si usted tiene Gmail o Google Maps instalado en su teléfono, hay una página (www.google.com/maps/timeline) donde se puede ir y ver dónde usted estaba en los últimos tres años. En cualquier caso no lo comparta con su esposo o su esposa porque lo va a llevar a discusiones muy interesantes (risas) pero Google lo sabe y nosotros le damos el permiso cuando aceptamos los términos de la licencia al instalar la aplicación. ¡Sí, todo el texto que hacemos scroll hacia abajo sin leer! Del otro lado, Google nos dice: “nosotros le damos estos servicios gratis y ustedes nos pagan con sus datos”. Es un modelo de negocio y cuando hablás con la gente de Google no hay ninguna mala conciencia, es un negocio donde hay servicios gratuitos como Gmail o Google Maps a cambio de datos.
La tecnología de Big Data también está siendo utilizada por diversas empresas privadas. Por ejemplo los Call Centers. Cuando uno llama a una central de asistencia telefónica siempre escucha un mensaje como: “Este llamado podría ser grabado…” y claro…usted piensa que puede ser el jefe de recursos humanos que escucha para controlar que lo traten bien. Bueno, eso no es lo que pasa. Serían muchas llamadas para el pobre jefe de recursos humanos (risas). En un porcentaje grande de los Call Center son cerca de 10.000 algoritmos que lo escuchan a usted mientras habla, clasifican su personalidad en seis diferentes cajas, si usted está motivado por emociones, acciones, etc. Este análisis se hace en tiempo real y para que funcione sólo necesita tres o cuatro frases suyas. Luego se lo conectará con una persona del Call Center que tenga la misma psicología que usted para aumentar la satisfacción de su llamado.

En un reciente artículo usted explica que en las campañas presidenciales 2012 de Obama y 2016 de Trump se ha echado mano del Big Data. ¿Cómo es que los políticos han obtenido ventajas de esta tecnología? ¿Cómo han logrado acercarse a los votantes por medio de las redes sociales?

MH: Obama fue pionero en esto y en su campaña 2012 gastó 1.000 millones de dólares para contratar cuarenta ingenieros de compañías como Twitter, Google, Facebook, tres profesionales de póker, un experto en células madres etc. y estas personas crearon perfiles de 16 millones de votantes indecisos en EE.UU. Antes se tenía una lista, unas pocas estimaciones y menos categorías para cada persona. En 2012 ya eran 16 millones de personas con innumerables características que se obtienen de diferentes bases de datos. El resultado de esto es la posibilidad de hacer un marketing personalizado. Y si estás a favor del aborto o en contra del aborto, dependiendo de eso, será el mensaje que recibas. Y si Obama tiene 50 ideas con las que no estás de acuerdo sólo te mandará las tres ideas con las que sabe que estarás de acuerdo. Con el tiempo, te estará convenciendo hasta que llegues a decir: “Ah, mirá que bien esto, me gusta lo que Obama dice”. Este es el target marketing que se hace uno por uno y, a través del cual, también se puede contactar a los amigos de los indecisos. Esto posibilita predecir con una exactitud impresionante los resultados de la votación, y la posibilidad de cambiar el 80% de los votantes no decididos. Estos 1.000 millones de dólares realmente valieron la pena porque hicieron ganar a Obama la elección.
Cuatro años más tarde, en las elecciones del 2016, Trump lo hizo con 250 millones de perfiles. En el debate con Hillary Clinton, Trump planteó un argumento, los algoritmos crearon 175 mil versiones de este mensaje con variaciones en la imagen, el color, el subtítulo, la explicación etc. y se enviaron de manera personalizada. Si Trump decía “estoy de acuerdo con el derecho a poseer armas”, las personas miedosas recibían ese mensaje con una imagen de un criminal entrando en una casa y las personas patriotas recibían el mensaje con una imagen de un tipo que se está yendo de caza con su hijo. Dos versiones del mismo argumento de Trump, pero aquí crearon 175 mil versiones de este mensaje.
Es un lavado de cerebro que nada tiene que ver con la democracia. George Orwell se pegaría un tiro si estuviera vivo porque ni él se imaginó algo así. Los mensajes te dicen exactamente lo que quieres escuchar. Esto es populismo puro. La democracia siempre estuvo ligada a las posibilidades informacionales que tenía cada sociedad. Para Aristóteles la democracia no podía funcionar más allá de un radio de 70 km ya que la información no podía viajar más que esa distancia en un día. En EE.UU. se crearon los colegios electorales por cada Estado porque el viaje en caballo de costa a costa tardaba una semana. Como la información no era accesible a la gente, se necesitó todo este constructo representativo. En cambio, con la tecnología actual todo este constructo puede ser convertido en una dictadura informacional. Esto es lo que más me preocupa y hay que decirlo abiertamente ya que la democracia representativa de esta manera no funciona y es completamente inútil.

En una entrevista, el historiador israelí Yuval N. Harari sostuvo que si se disponen de suficientes datos biométricos los algoritmos nos dirán qué estudiar, a quién votar y con quién casarnos, ¿saben los algoritmos más de nosotros que nosotros mismos? ¿tomarán ellos decisiones por nosotros?

MH: Una vez que hayas hecho entre 100 y 250 “Me gusta” en Facebook, es posible predecir tu orientación sexual, tu origen étnico, tus opiniones religiosas y políticas, si usas drogas y si tus padres son separados o no. Con 150 “Me gusta”, los algoritmos pueden predecir el resultado de tu test de personalidad mejor que tu pareja. Con 250 “Me gusta”, mejor que tú mismo. Este estudio, realizado en Cambridge, fue tomado por un empresario que creo Cambridge Analytica, la empresa que contrató Trump para la campaña. Cuando usted le daba un “Me gusta” a la página de Facebook de Trump, éste podía acceder a ti y a tus amigos. Así hizo la campaña. Por otro lado, Netflix, por ejemplo, es capaz de saber exactamente quién eres con un 84% de exactitud con los datos de entre seis a ocho películas que usted esté evaluando para ver.

En el libro Big Data. La revolución de los datos masivos, V. Mayer-Schönberger y K. Cukier, señalan la ventaja que significó la utilización de las miles de consultas en Google para identificar a los afectados por el virus de la gripe aviar y porcina H1N1 en el año 2009. Sin embargo estaría la posibilidad de que una prestadora de servicios de salud, por ejemplo, posea datos sobre los alimentos que compramos, nuestras actividades físicas, etc. y nos rechacen como afiliados o aumenten el abono a aquellos que somos sedentarios y comemos seguido en hamburgueserías rápidas. ¿Podrían los datos atentar contra el individuo? ¿Se debe limitar el Big Data?

MH: Pues sí, el Big Data es una tecnología que se puede usar para el bien o para el mal. Un martillo se puede usar para colgar un cuadro y no se puede colgar un cuadro sin algo similar a un martillo, se necesita uno. Pero también con un martillo se puede matar a alguien. No es la culpa del martillo, es simplemente una herramienta y el Big Data es una herramienta tecnológica. Obviamente la idea es usarla para lo bueno, para lo que se llama constructivismo que es lo contrario al determinismo. Y el Big Data es una tecnología y no es tecnológicamente determinística como ninguna tecnología lo es. Por otro lado, no es tan nuevo el uso de datos para rechazar afiliados o aumentar un abono sino que siempre se han usado para fijar o discriminar precios. Un joven de 21 años con un auto deportivo va a pagar más seguro de auto que una madre con un auto familiar y dos niños, porque la probabilidad que el joven haga un accidente es más alta que la madre que lleva a los hijos en el auto y que por eso va a manejar de manera más cautelosa. Ya es así y no necesitamos el Big Data porque estamos muy acostumbrados a eso. También la discriminación de precios para un economista no es nada malo porque la oferta y la demanda van así y se pregunta: ¿cuánto estás dispuesto a pagar por un producto? Con el ejemplo del seguro de salud, en algunos países, se dice que no se debe discriminar por eso y ésto es una pregunta política. Si una sociedad cree que no se debe discriminar en el caso de salud entonces hay que poner leyes. En EE.UU. no es tan claro, se da la discusión si se debe discriminar o no en salud. Pero no es cosa del Big Data, sino que la sociedad tiene que crear las leyes para que la misma sociedad pueda hacer algo bueno con la tecnología. Insisto: la tecnología no es determinista, hay que construirla socialmente.

Algunos divulgadores del Big Data afirman que "los datos hablan por sí mismos" y que en el futuro "el mundo se guiará más por datos que por las hipótesis". C. Anderson lo ha dicho con todas las letras en un artículo de la revista Wired: "es el fin de la teoría". Por el contrario, algunos filósofos que piensan el tema, como el coreano Byung-Chul Han, sostienen que hoy, frente a la abundancia de datos que hacen tanto ruido, las teorías son más necesarias que nunca. Los datos masivos, ¿requieren de una teoría que aclare el mundo antes de explicarlo o pueden prescindir de ella?

MH: Cada dato por definición viene del pasado. Tiene que venir del pasado porque una vez que lo registramos, en ese momento ya pasó. La expresión “tiempo real” no funciona. De los datos mismos la única recomendación que se puede hacer es que el futuro sea igual al pasado. El problema es que queremos que el futuro sea diferente del pasado. Queremos un mundo sin contaminación, sin pobreza, sin guerras y no tenemos datos de un mundo sin contaminación ni de un mundo sin pobreza. Los estadísticos dicen: “tenemos en el norte de Europa un país donde no hay pobreza como Suecia y podemos extrapolar sus datos para evaluar la pobreza de América Latina”. ¡No! ¡Así no es la cosa! El problema es que no tenemos datos sobre una América Latina sin pobreza y lo que podemos hacer es “en teoría” imaginarnos una América Latina sin pobreza, pero esto es “en teoría”. Los datos mismos no nos lo pueden decir. Por lo tanto, la teoría, todavía, es muy importante.
Una teoría no siempre es una visión de un genio sino que puede ser un modelo cuantitativo. Por ejemplo, hoy en día usamos muchas simulaciones computacionales, es como jugar SimCity, donde recreamos sociedades sin contaminación, sin pobreza y vemos lo que pasa y muchas veces nos sorprende. De repente, jugando al SimCity, sube la tasa de desempleo y no sabes porqué, es como el gobierno que tampoco sabe porqué (risas). Si quiero cambiar el futuro necesito visión, teoría para hacer del futuro algo diferente al pasado y ese es el problema. Si nos quedamos solamente con los datos, nos quedamos en el pasado, nos quedamos discriminando mujeres, discriminando diferentes razas, etc.

Mayer-Schönberger y Cukier presentan el Big Data como una nueva certeza que ocupa el lugar del "Dios muerto", expresión utilizada por F. Nietzsche, profeta del nihilismo del siglo XX. ¿Estamos a la puerta de una nueva religión de los datos o dataísmo como lo ha llamado Harari?

MH: No es una nueva religión. Simplemente es más conocimiento. Los datos nos posibilitan obtener información, justamente a partir del análisis de datos hecho con Inteligencia Artificial, porque nuestro cerebro ya no da para procesar tanta información. De ahí obtenemos patrones que nos permiten conocernos a nosotros mismos mucho mejor. Entonces el Big Data es la última fase de un proceso muy largo que se podría llamar conciencia, es decir, la “conciencia sobre nosotros mismos”. Ahora tenemos datos a un nivel macro donde se puede observar la sociedad en tiempo real. Las grandes figuras de las ciencias sociales como Adam Smith, Max Weber, Karl Marx se volverían locos de qué fantástico es hacer observaciones hoy en día. ¡Adam Smith se fue tantas veces a visitar y observar fábricas con su papel y su lápiz! Hoy en día se podría sentar en su silla y, a través de la pantalla, observar todo lo que pasa en la fábrica y hacer teoría económica. Max Weber podría observar la sociedad en tiempo real y obtener sus teorías.

Con el Big Data estamos conscientes de nosotros mismos, creamos una conciencia sobre lo que pasa en la sociedad y por eso también las ciencias sociales van a ser cada vez más importantes. El Big Data permite, realmente, hacer una ciencia de los estudios sociales ya que ahora tenemos datos. Antes las ciencias sociales eran las ciencias con menos datos y solíamos hacer algunos experimentos con estudiantes de pregrado y de ahí sacábamos conclusiones. Teníamos un censo cada diez años pero la verdad es que no teníamos muchos datos comparados con los físicos o los biólogos. Los biólogos siempre dijeron sobre los estudios sociales “eso no es ciencia, no tienen datos”. Pero ellos no saben dónde están las ballenas en el mar. Hoy nosotros sí sabemos dónde están las personas, pero también sabemos qué compran, qué comen, cuándo duermen, cuáles son sus amigos, sus ideas políticas, su vida social etc. Hoy en día somos la ciencia tal vez más completa de datos porque casi cada uno de los 7 billones de sujetos de estudio tienen un sensor encima las 24 hrs. que deja una huella digital y que nos permite entender la sociedad mejor, tener una conciencia, un conocimiento de qué pasa en la sociedad. Por lo tanto, no es una religión sino simplemente un nuevo paso grande en el proceso largo de conocernos a nosotros mismos, un proceso que existe desde cuando existe la conciencia.

Prof. Nicolás Martínez Sáez
Nota publicada en el diario La Capital de Mar del Plata. Buenos Aires, Argentina.
Link: http://www.lacapitalmdp.com/la-tecnologia-no-es-determinista-hay-que-construirla-socialmente/

domingo, febrero 12, 2017

Juegos malditos

El pensador holandés Johan Huizinga (1872-1945) sostenía que el juego era más viejo que la cultura, y que los animales no tuvieron que esperar la aparición del hombre para que este les enseñara a jugar. Para este autor el juego es fundamento de la cultura ya que es capaz de crear orden. Nosotros llamamos “juego” a actividades humanas diversas: alguien juega un partido de fútbol, un grupo de personas juegan en un tablero de mesa, una niña juega a saltar una soga etc. Tales actividades pueden parecernos simplemente neutras, inocentes y pasatiempos con interacción social. También solemos hablar de “juego” cuando un deportista compite profesionalmente y, además, vive ello como un trabajo. En ningún caso, menos en este último, son opuestos el concepto de “juego” y el de “seriedad” ya que todo juego puede ser jugado con la máxima seriedad. En uno de sus famosos aforismos, Nietzsche nos decía que “la madurez del adulto es lograr reencontrar la seriedad con la que se jugaba de niño.”

Es evidente que no a todos les gusta jugar. Sin embargo, nada puede parecer más extraño y asombroso como leer, en las noticias que asoman este inicio de año, a Ahmet Mahmut Ünlü, un telepredicador autoproclamado integrista suní, condenando al juego de ajedrez por fomentar la mentira y sosteniendo que “en lugar de practicar este juego y otros juegos del demonio, mejor sería rezar” (ABC, 07/01/2017). Esta condena no es un sermón aislado sino que viene a sumarse a la fatua del año pasado, cuando el mutfí (autoridad religiosa) de Arabia Saudita, Abdul-Aziz ibn Abdullah, declaró que el Islam prohibía el ajedrez por fomentar el juego, incentivar las apuestas de dinero, ocasionar pérdida de tiempo y generar odio entre quienes juegan (ABC, 21/01/2016). En el siglo XX, tras liderar la Revolución de 1979 y tomar el poder político de Irán, el imán Jomeini prohibió al ajedrez hasta el año 1988 a pesar de que muchos fundamentalistas siguieron pensando que este juego era obra de Satán.

El intento de prohibir por peligroso un juego, en este caso el ajedrez, no es ninguna novedad. Durante la Edad Media, teólogos cristianos de la ortodoxia como Pedro Damián (1007-1072) y Bernardo de Claraval (1090-1153) condenaron y consideraron al ajedrez como un juego diabólico que alteraba la paz social. En aquellos tiempos, las apuestas en este juego eran habituales y un motivo de enojo para las autoridades religiosas. El ajedrez desciende de un antiguo juego de la India y pasa a Persia, entre los siglos III y VI de nuestra era, donde se ven modificadas sus reglas. Cuando los musulmanes conquistan Persia en el siglo VII difunden el juego por todo el Califato. Entre los siglos X y XII, con el desarrollo comercial europeo y el intercambio con Oriente, los musulmanes introducen el ajedrez en el actual territorio español del al-Ándalus. Un mayor reconocimiento hacia las mujeres, visible en la poesía trovadoresca cortesana y coincidente con el culto a la Virgen María, tiene lugar en la Europa medieval del siglo XII presionando la introducción de la Dama en el tablero de ajedrez, una pieza que hasta entonces no existía. Lo hará de modo revolucionario: la Dama podrá moverse en toda dirección y con máxima libertad respecto al resto de las piezas. En su Libro de los juegos en siglo XIII, el rey Alfonso X de Castilla, con un reinado acechado por sucesivas guerras y rebeliones, escribe uno de los primeros tratados sobre el ajedrez interesándose, entre otras cosas, por analizar un problema técnico del juego que también tenía implicancias en su propio reinado: el exceso de jaques al Rey. Alfonso X consideraba a los juegos como una “manera de alegría” querida por Dios para aliviar los sufrimientos de la vida humana y, aunque mantenía cierta desconfianza hacia los juegos de dados, vinculaba el origen del ajedrez con el debate filosófico\teológico entre tres sabios. Así entonces, utilizó al juego como metáfora de un problema relevante para la sociedad de su tiempo: ¿es mejor guiarse por la inteligencia (libertad) o hacerlo por el ciego azar (abandono a la suerte)? El ajedrez, sostuvo el rey Alfonso, fue creado por un sabio que creía en lo primero.

A pesar de su origen oriental, las idas y venidas del ajedrez lo han vuelto un juego icónico y paradigmático de Occidente. Muchos recordarán que en 1972, plena Guerra Fría, un partido de ajedrez puso frente a frente, y en una batalla simbólica, a dos cerebros de ideologías en pugna: el triunfo del norteamericano Bobby Fischer sobre el soviético Boris Spassky anticipó el triunfo del capitalismo sobre el socialismo. Cuando Estados Unidos se convertiría en la única superpotencia bélica y tecnológica, una empresa como IBM desarrollaría un software llamado Deep Blue que vencería, en la década del noventa, al campeón mundial de ajedrez Gari Kaspárov. Con los cambios en el presente siglo en el orden político y económico mundial, hasta el estratega y diplomático Henry Kissinger, en su libro China (2011), se animaba a dar una explicación lúdica del mundo haciendo una analogía entre el pensamiento estratégico occidental y el ajedrez, por un lado, y entre el pensamiento estratégico chino y el wei qui (juego de mesa chino conocido también como GO) por el otro. En el ajedrez, afirma Kissinger, se busca el control y la victoria total, es una batalla por todo o nada, en cambio en el wei qui se busca una batalla prolongada que tiene como objetivo rodear lentamente las fichas del adversario limitando sus movimientos hasta lograr encerrarlo. 

Como se ve, el ajedrez es mucho más que un juego inocente e inocuo. Lo dicho también le cabe a casi todos los demás juegos. Diríamos entonces que no hay juegos neutros sino que siempre son posibles de interpretarse de las más diversas formas. Tampoco podemos descubrir, en la gran mayoría de los casos, quién fue su inventor\creador y cuáles fueron sus intenciones originales ya que casi todo juego es más una composición colectiva realizada a través de los años o siglos que una obra individual. Cada tiempo histórico, cada cultura moldea sus juegos dejando traslucir en ellos valores, sean estos éticos, políticos o económicos, reflejando problemáticas sociales o culturales o apelando a mecánicas que respondan al espíritu de época (hoy se habla mucho de juegos inclusivos y no competitivos). No es casual que juegos de mesa modernos como el Monopoly (en la versión argentina conocida como Estanciero) sea uno de los juegos más vendidos del siglo XX, un siglo de abrumadora consolidación de monopolios comerciales. Cuando Fidel Castro tomó el poder de Cuba en 1959 prohibió todos los ejemplares de este juego intentando evitar así la influencia de la cultura capitalista. La cruzada contra los juegos, sin embargo, parece escalar también en el mundo digital. Recientemente el Pokémon Go, el videojuego de realidad aumentada y que pone en primer plano el debate sobre el borroso límite entre lo humano y lo tecnológico, no corre distinta suerte que la del ajedrez o la del Monopoly cubano. Acaba de ser prohibido en China, Arabia Saudita, India, Irán, Tailandia, Indonesia, Malasia y Egipto. Los motivos son diversos pero se lo considera desde una amenaza a la seguridad nacional hasta un juego antiislámico que promueve las apuestas, las imágenes prohibidas, la corrupción y las adicciones.

Las personalidades autoritarias no gustan de jugar. Viven en un mundo demasiado serio, jerárquico y controlado como para distraerse con “cosas de niños”. El autoritario se siente inseguro en el juego, porque el juego es una caja de Pandora, un terreno de espontaneidad, azar y libertad que amenaza su capacidad de mandar con fe o sinrazón en la vida del prójimo. La filósofa Graciela Scheines escribió que “jugar es interrumpir el orden que rige la vida cotidiana, romper ese mapa que nos sirve para manejarnos en la realidad de todos los días, y sumergirnos en la realidad colmada de objetos tal como aparecen […] cuando uno entra en un juego, su historia personal se interrumpe y uno circula por un tiempo que se come la cola, redondo, circular. Dentro del juego no rigen ni las jerarquías, ni los valores, ni las escalas éticas, ni los prejuicios que reinan afuera. En el juego son las reglas lúdicas las únicas soberanas.” 

Los maestros antiguos griegos sabían muy bien la importancia del juego en la formación de ciudadanos libres. No la fuerza sino el juego podría instruir al niño y hacerlo conocer mejor para qué está dotado cada uno. Perseguir y condenar el juego es como perseguir y condenar la lectura o el cine. ¿Llegará el día en que algún intolerante nos detenga en la calle para saber si acaso no escondemos un alfil en el bolsillo?

Prof. Nicolás Martínez Sáez

Nota publicada en el diario La Capital de Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina.

miércoles, enero 04, 2017

Entrevista a Antonio Escohotado: “Salvo los ricos, nadie temió al comunismo antes de que se pusiera en práctica”

Antonio Escohotado (Madrid, 1941), filósofo español y quizás uno de los pensadores actuales más profundos de habla hispana. Traductor de Hobbes, Jefferson y Newton, comenzó su carrera escribiendo sobre los presocráticos, mitología occidental, crímenes sin víctima y hasta un tratado de Metafísica, a la cual define como “poesía en prosa”. Polémico por su famosa obra “Historia general de las drogas”, de 1.600 páginas, que le valió una denuncia por apología a la droga precisamente durante su visita a la Argentina hace veinte años, emprendió la titánica tarea de documentar y contextualizar las manifestaciones comunistas desde el siglo I a.C., cuando aparecen las primeras noticias escritas. El primer tomo de “Los enemigos del comercio” salió en el año 2008, el segundo en 2013 y el tercero se acaba de editar en el mes de Noviembre. Escohotado afirma que ha escrito esta trilogía para autoaclararse de un pasado en que, según sus palabras, ha sido más rojo que la muleta de un torero.     Con amabilidad y generosidad accede a contestar unas preguntas por correo electrónico.

Alguna vez usted habló sobre “el miedo a uno mismo” y “el miedo al prójimo”, ¿pueden estos títulos resumir sus obras “Historia General de las drogas” y “Los enemigos del comercio” respectivamente? ¿Es el miedo el sentimiento que permite explicar tanto el rechazo hacia el consumo de drogas como hacia al comercio?

AE: Sí, mientras eso no implique simplificar la cuestión, una de las más complejas entre las imaginables. Por lo que respecta al primero de los miedos, toda suerte de droga psicoactiva nos expone ora a la introspección ora a exteriorizar el temperamento -por no decir que siempre a ambas cosas- y abundan quienes temen conocer su intimidad, así como los avergonzados por aquello que hicieron al calor de la ebriedad. De ahí que la “sobria ebrietas” grecorromana sea el compromiso moral y el arte de aprovechar la efusión psíquica, adentrándonos con denuedo en los pliegues del inconsciente, y al tiempo evitando los trances de idiocia o agresividad que fundan la resaca de gentes con mal vino, por ejemplo, o de los que toman cocaína y éxtasis para hablar interminablemente de sí mismos. Proyectada como defensa de los demás, la guerra a La Droga (un universal infundado, dada su variedad intrínseca) es una empresa tan absurda como batallar contra los coches, la dinamita o el ingenio químico, y su destino invariable es triunfar fracasando.    
El miedo a los comunistas resulta más evidente, porque su pretensión de poner primeros a los últimos es la fórmula más sintética de preconizar no ya discordia genérica sino violencias inmediatas.  Prolegómeno de todo, la expropiación del prójimo pasa por ser un acto de restituir, que se retrotrae a una igualdad material tan originaria como solo fabulada, y caso de sacarse adelante –por supuesto con ayuda de censores, verdugos, leyes secretas y retroactivas, etcétera- vuelve a incurrir en la dinámica de triunfar fracasando. La conquista del pan se convierte en crisis de la harina, y todo lo requisado desaparece en el pozo sin fondo del autócrata que sin haber trabajado nunca se nombra mesías del trabajo, dispuesto a traer coactivamente un paraíso terrenal marcado por desnutrición y desabastecimiento. Salvo los ricos, nadie temió al comunismo antes de que se pusiera en práctica, pero desde entonces su principal adversario es el trabajador.    
        
En sus libros, conferencias y artículos, he logrado ver un notable esfuerzo de síntesis entre dos filósofos que, por lo menos desde la Academia, suelen presentarse como contrarios: Kant y Hegel. Las tesis del hombre como fin en sí mismo (Kant) y del hombre como medio (Hegel), ¿pueden ser compatibles?

AE: Ambos consideran al ser humano como fin en sí. Solo me explico suponer otra cosa desde un equívoco en torno al concepto de finitud, que para Kant es mera imperfección humana y en Hegel el medio para trascendernos. El espíritu se realimenta con la constante superación de lo inmediato, pero eso no quiere decir que el individuo sea nunca algo distinto de lo santo e inviolable para cualquier otro individuo.

Su trilogía de los Enemigos del comercio parece ser la mayor reivindicación, desde el mundo intelectual, a los comerciantes. Los intelectuales, en general, los han ignorado y la clase política los ha exprimido con impuestos. ¿No es su trilogía una afrenta contra todos aquellos que han ocultado a estos verdaderos héroes de la Historia Universal, es decir, los que han hecho del comercio una actividad útil para el prójimo?

AE: A diferencia de las relaciones impuestas con mayor o menor fundamento –la religión, la nacionalidad, lo acostumbrado-, el comercio inaugura una esfera volitiva por naturaleza, donde cuanto más progresa la afluencia más se consolida el derecho a la excentricidad, una libertad de hecho que orienta la labor y el gasto de cada uno en la dirección personalmente elegida. Tras milenios de escasez, la explosión de abundancia e inventiva que culmina en internet refleja la creación de capital derivada de que vaya cundiendo el  fabricante/inventor, principal filántropo de nuestros días. Ahora sabemos que el activo más valioso es la innovación, un factor tan indeseable para las sociedades de naturaleza clerical-militar como vital para las comerciales.
Creo que mi trilogía alterna panorámicas generales sobre cada época con una galería de protagonistas, tanto amigos como enemigos del comercio. Sesgada ideológicamente, y lacunaria por pereza a la hora consultar fuentes primarias, la historia que cuentan escuelas y universidades se deja en el tintero lo mismo a Francis Place que a Cobden o Carnegie, porque en vez de promover bilis rabiosa cultivan la compenetración llamada armonismo, pero no mirar ese lado del cuadro solo logra hacer menos amena y concreta la secuencia de hechos.   
    
Luego de la trilogía…¿sobre qué tema seguirá estudiando y escribiendo?

AE: No tengo ni idea, ni dedico un minuto a esa cavilación. Cada hora tiene su afán, y el mío de momento es celebrar que saqué adelante una autoaclaración quizá útil para terceros. Juego al ajedrez online, hago algo más de vida social, leo poco y básicamente floto sobre la existencia, libre de toda prisa por la sensación de haber dado a luz. Morirse estaría bien, cuando lo fundamental se cumplió, pero tampoco es cosa de acelerarlo.       

Prof. Nicolás Martínez Sáez